De manera generalizada se toma el 9 de abril de 1948 como el momento en que se originó la violencia bipartidista en Colombia. Es un punto de quiebre sin duda, pero el asesinato de Gaitán solo terminó de recrudecer una situación que venía gestándose desde muchos años antes. La raíz está en los sucesivos conflictos del siglo XIX y la convulsionada forma en que llegó Colombia al siglo XX, sobre el lomo de la bestia de la Guerra de los mil días.

Como es sabido, las contiendas electorales del siglo pasado se iniciaron con el dominio que por treinta años sostuvo el partido conservador. Se dio posterior paso a influyentes gobiernos liberales en los que figuran: Alfonso López Pumarejo (la “Revolución en Marcha”), y Eduardo Santos Montejo, cuyo gobierno, por oposición al ímpetu del anterior, se recuerda como “La Gran pausa”. Un escenario en apariencia democrático. Pero durante dos tercios del siglo XX, en varias jornadas electorales  uno u otro partido se abstuvo de participar en la votación por no contar con garantías para el ejercicio real de sus derechos.

El triunfo de Santos fue uno de esos casos. En medio de un partido liberal dividido entre moderados (a los que él perteneció) y progresistas, Santos ganó las elecciones sin opositor conservador. Fue el gobierno desarrollado entre 1938 y 1942, en el que, entre otras cosas, se fundó la Radiodifusora Nacional de Colombia, por gestión principal de Gustavo Santos, hermano de Eduardo.

Presentamos a continuación los dos extractos conservados de un discurso de Eduardo Santos, en el que tocó el tema de las contiendas bipartidistas y, paradójicamente, con una invitación a la unión del partido liberal para un mejor porvenir,  presagiaba ya el oscuro panorama que llegaría pocos años después.

 

PARTE 1